viernes, 1 de abril de 2016

Benidorm en Sevilla

En primer lugar, dar las gracias por esos tres días estupendos en la ciudad de Sevilla a la organización y a la propia ciudad que nos ha acogido con los brazos abiertos. Ha sido una gran suerte poder compartir  experiencias con compañeros y colegas de otras nacionalidades, y de otras comunidades autónomas, para comprobar que la pasión que nos une a todos, que se llama mediación, tiene orígenes diferentes (fueron tan extensas y variadas las historias que me contaron los diferentes compañeros de las razones y vivencias que un día les llevaron a decidir que se querían dedicar a esta profesión) y problemas comunes. Me gustó mucho escuchar a una mediadora argentina, cuando relató los problemas que había tenido para introducir la mediación en su comunidad, muy alejada de Buenos Aires, estando nosotros es España en la creencia de que en Argentina se encuentran con menos obstáculos que tenemos los mediadores aquí, por los largos años de implantación en aquel país, lo que me hizo darme cuenta de lo cerca que esta problemática común.
Lo que si oí repetir en la diferentes charlar y ponencias fue la frase “responsabilidad del mediador” en referencia a la salida profesional que nos gustaría tener, al quejarse algunos de no recibir apoyos institucionales, a lo que se contraponía la opinión de otros, según los cuales los mediadores debemos trazar nuestro propio camino sin ayudas de este tipo.
Creo firmemente que los mediadores debemos afrontar las adversidades del camino, lo que hacemos todos los días, realizando mediaciones de forma altruista como muchos de los compañeros comentaron, siendo creativos en la búsqueda de nuevos fórmulas para el desarrollo de la profesión, pero también creo que es necesario el apoyo institucional, por lo menos, hasta que la mediación sea conocida o la filosofía de la “cultura de la paz” llegue a los usuarios. Hemos de recordar que la aplicación de determinadas políticas a nivel informativo por parte del Estado, han llevado a una mayor concienciación social e incluso las políticas de discriminación positiva o acción afirmativa, han conseguido mejorar la calidad de vida a determinados colectivos. Que uno de los principios de la mediación sea la voluntariedad, no es un obstáculo para que se puedan acordar determinadas políticas de apoyo a la mediación, que actualmente no existen, y que ayudarían a su expansión. Desde  FIMEP debemos avanzar, y concienciar a ciudadanos e instituciones de la necesidad de utilizar esta forma de resolver los conflictos, continuando con encuentros e iniciativas de este tipo.

Desde Benidorm-Alicante, un abrazo


Raúl F. Hortelano

Mediador 

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