En primer lugar, dar las gracias por esos tres días
estupendos en la ciudad de Sevilla a la organización y a la propia ciudad que
nos ha acogido con los brazos abiertos. Ha sido una gran suerte poder
compartir experiencias con compañeros y
colegas de otras nacionalidades, y de otras comunidades autónomas, para
comprobar que la pasión que nos une a todos, que se llama mediación, tiene
orígenes diferentes (fueron tan extensas y variadas las historias que me
contaron los diferentes compañeros de las razones y vivencias que un día les
llevaron a decidir que se querían dedicar a esta profesión) y problemas
comunes. Me gustó mucho escuchar a una mediadora argentina, cuando relató los
problemas que había tenido para introducir la mediación en su comunidad, muy alejada
de Buenos Aires, estando nosotros es España en la creencia de que en Argentina
se encuentran con menos obstáculos que tenemos los mediadores aquí, por los
largos años de implantación en aquel país, lo que me hizo darme cuenta de lo
cerca que esta problemática común.
Lo que si oí repetir en la diferentes charlar y ponencias
fue la frase “responsabilidad del mediador” en referencia a la salida
profesional que nos gustaría tener, al quejarse algunos de no recibir apoyos
institucionales, a lo que se contraponía la opinión de otros, según los cuales
los mediadores debemos trazar nuestro propio camino sin ayudas de este tipo.
Creo firmemente que los mediadores debemos afrontar las
adversidades del camino, lo que hacemos todos los días, realizando mediaciones
de forma altruista como muchos de los compañeros comentaron, siendo creativos
en la búsqueda de nuevos fórmulas para el desarrollo de la profesión, pero
también creo que es necesario el apoyo institucional, por lo menos, hasta que
la mediación sea conocida o la filosofía de la “cultura de la paz” llegue a los
usuarios. Hemos de recordar que la aplicación de determinadas políticas a nivel
informativo por parte del Estado, han llevado a una mayor concienciación social
e incluso las políticas de discriminación positiva o acción afirmativa, han
conseguido mejorar la calidad de vida a determinados colectivos. Que uno de los
principios de la mediación sea la voluntariedad, no es un obstáculo para que se
puedan acordar determinadas políticas de apoyo a la mediación, que actualmente
no existen, y que ayudarían a su expansión. Desde FIMEP debemos avanzar, y concienciar a
ciudadanos e instituciones de la necesidad de utilizar esta forma de resolver
los conflictos, continuando con encuentros e iniciativas de este tipo.
Desde Benidorm-Alicante, un abrazo
Raúl F. Hortelano
Mediador
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